PELOS Y SEÑALES, NUEVA TEMPORADA
BREVE
EXPLICACIÓN
El
7 de mayo de 2007 apareció la primera columna Pelos y Señales en el
diario Público de Guadalajara. El periódico cambió de nombre, se
llamó Milenio Jalisco y la columna siguió ahí. 211 veces fue
publicada antes de mudarse a El Informador, también de Guadalajara.
Ahí estuvo 143 veces la última de las cuales fue fechada el 9 de
junio de 2014. Nueva mudanza, ahora a las páginas de un medio
peculiar: Máspormás, en cuyas páginas y sitio web se publicó 220
veces, hasta que el medio desapareció en enero de 2017. El nuevo
medio que acogió la errante columna fue Okupo+, una plataforma de
internet donde apareció 50 veces, a partir del 6 de marzo de 2017 y,
si las cuentas no me fallan, hasta el 10 de abril de 2018. Por
diversas causas decidí dejarla descansar un poco. Aunque era una
buena disciplina y me obligaba a estar atento al “mundo exterior”,
me llegué a sentir un tanto abrumado por tener que “dar mi
opinión” cada semana respecto de asuntos diversos. Pero ello no
significa que haya dejado de escribir ni que me quiera olvidar de
hacerlo, sino que ahora me lo planteo de otra manera, sin estar
ligado estrictamente a un medio -de todas maneras los medios
actuales, al menos en Guadalajara, difícilmente pagan por las
colaboraciones- y sin una periodicidad rígida. La publicaré aquí
en este blog y, por razones un tanto sentimentales, le dejaré el
mismo nombre: Pelos y Señales, pero ahora es posible que aparezca
más de una vez por semana o acaso no. Simplemente la escribiré
cuando tenga necesidad o ganas de compartir algo concreto, y claro
que los temas de música -y de otros asuntos culturales- serán
privilegiados. Trataré, lo declaro aunque no sé si a alguien le
importe mucho, de ser más o menos disciplinado e intentaré no dejar
a la pobre columna abandonada.
Así
pues, comenzamos la novísima temporada. Se aceptan
comentarios, réplicas, aportaciones, sugerencias, porras y abucheos.
MUERTES
Y COINCIDENCIAS
Un
16 de agosto pero con 41 años de diferencia, murieron Elvis Presley
(1977) a sus 42 y Aretha Franklin (2018) a los 76. Ambos enormes
cantantes pero de características, color, trayectoria y estilos
diferentes. Eso sí, los dos dejaron una estela de influencia cuya
vigencia sigue y seguirá: uno en el rock and roll (y en la variada
cantidad de géneros que fue incorporando en su peculiar camino
artístico) y otra en el soul (aunque también, a partir de la década
de los ochenta, haya coqueteado con el pop y otras formas musicales
más comerciales).
Pero
hay más coincidencias curiosas: la Franklin se fue el mismo día en
el que Madonna cumplió sesenta años. Un amigo escribió en estos
días que la edad de Madonna era la vara con la que medíamos nuestra
propia vejez: ¡Sesenta años ya! La popular cantante acaba de protagonizar un polémico homenaje a Aretha en la entrega de los Video Music Awards de MTV, donde la reconoció como una de sus principales influencias, aunque fue criticada porque, egocéntrica como es, se dedicó más a hablar de sí misma que de la recién fallecida. En cualquier caso no deja de ser
curioso que tres miembros de la "realeza musical" (rey del
rock, reina del pop, reina - o "dama"- del soul) tengan esa fecha coincidente en
sus calendarios.
Ahí
no para la cosa. Otro par de genios tremendamente influyentes también
tuvieron la ocurrencia de partir el 16 de agosto: Robert Johnson
y Nusrat Fateh Ali Khan. El primero, acaso el mayor y
más enigmático de los compositores del blues, aquel de quien se
cuenta la más que dudosa leyenda de que le vendió su alma al diablo
en un cruce de caminos a cambio de que lo hiciera el mejor
guitarrista, fue el mismo que inspiró, entre muchas otras
cosas, Crossroads, la película de Walter Hill con
música de Ry Cooder donde actúa el "karate kid" Ralph
Macchio (quien simula un fascinante dueto guitarrístico con un
endemoniado Steve Vai). El segundo, el más grande
exponente del Qawwali -la música devocional de los
sufis-, cantaba sentado, pesaba más de 130 kilos, tenía
problemas en el hígado y los riñones, contribuyó de manera notable
a la popularidad de lo que se ha conocido malamente como "world
music" (como si no toda la música fuera "del mundo")
y murió en 1997 a los 48 de edad. Curiosamente ese mismo año
97 pero unos meses antes, también murió, a sus escasos 30 años,
ahogado en el río Wolf de Tennessee, Jeff Buckley, poseedor de una
de las mejores voces que han existido en el rock. Su
prematura muerte nos privó de las maravillas que seguramente su
enorme talento habría de traer si no se hubiera interpuesto la
fatalidad. Y es que Buckley siempre mencionó a Khan como
una de sus mayores influencias, al grado de hasta cantar en sus shows
-nada mal, por cierto- una de sus canciones, Yeh Jo Halka
Suroor Hai, ante públicos que no sabían bien qué hacer y medio
reían al ser confrontados con los virtuosos melismas vocales de
Jeff.
"La
revista Interview me pidió una vez que entrevistara
a Nusrat Fateh Ali Khan y acepté. Esa fue la tarde más
emocionante de mi vida", escribió Jeff Buckley. "Su
voz es como si fuera el último sonido que te es concedido escuchar
antes de morir y quedar flotando, ya sea en el cielo o en el
infierno. Él y los otros diez integrantes de su grupo no
tocan música: son la música misma", afirmaba con entusiasmo el
joven Buckley.
En
cualquier caso, y coincidencias aparte, ya reposan algunas
voces maravillosas: la de Elvis, la de Johnson, la de Nusrat, la de
Buckley y ahora también la de Aretha.
Y si les late, aquí les dejo un enlace donde el gran Jeff interpreta al enorme Nusrat
Y si les late, aquí les dejo un enlace donde el gran Jeff interpreta al enorme Nusrat
Alfred querido: qué privilegio vivir el mismo momento y poder ser testigo (aunque comencé tarde) de lo que haces. Con gusto leeré tus "posts" tan ilustrativos y ricos de leer. ¡Que viva Pelos y Señales!
ResponderEliminarGracias Rodrigo!
EliminarPues un enorme gusto seguir leyéndote por aquí mi querido Alfred. Gracias.
ResponderEliminarSaludos George!
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